lunes, 3 de junio de 2013

Escuchando a San Ignucio

El sábado pasado estuve en una conferencia de Richard Stallman, cuando lo vi entrar en la vieja casona tipo vecindad donde tuvo lugar la conferencia me dije: "Este si es un hippie hecho y derecho". Durante poco más de 2 horas escuche a este hombre hablar sobre los derechos de autor y como las empresas abusan tanto de los autores como de los consumidores, señalo las fallas en el sistema actual e hizo una propuesta que desde su punto de vista es más justa. Habló de cómo Amazon pretende tomar el control lo que podemos y no leer con engañosas campañas de salvemos a los árboles y lo práctico de su artefacto el kindle.

Oyendo a este hombre hablar acerca de por qué no tiene una cuenta de Face Book ni teléfono celular me di cuenta de 2 cosas, la primera es que es un hombre coherente: sus acciones corresponden totalmente a la ideología que proclama, inevitablemente me hizo recordar las palabras a Don Juan cuando le dice a Carlos: "¿Te sientes como una hoja a merced del viento verdad?" Lo que me lleva a la segunda cosa, Richard no tiene ese problema, es un hombre que sabe lo que hace y más importante sabe lo que quiere, tiene un pensamiento radical, no usa software propietario ni utiliza servicios que te obligan a usar software propietario (como Netflix). La mayoría de nosotros (aunque algunos no quieran aceptarlo) somos como hojas a merced del viento, somos reactivos, adoramos estar en nuestra zona de confort, odiamos el cambio y rara vez somos propositivos. Si le preguntas a cualquiera acerca de qué cosa les gustaría añadir a su vida la gran mayoría te dirá que les gustaría ser ricos, tener un cuerpo saludable, pasar más tiempo con la familia, etc. pero si les preguntas que están haciendo actualmente para conseguirlo muchos no tendrán una respuesta clara. En el trabajo puedes ver muchos ejemplos, gente que solo hace lo estrictamente necesario y no están dispuestos a dar ni un poco más, personas que mientras alguien no les diga qué hacer y muchas veces hasta cómo hacerlo, simplemente no hacen nada. Nos gusta pensar que el problema es el país, los políticos, las empresas, los ricos, etc. Nos encanta quejarnos, pero no hacemos más que hablar. Por eso fue una bella lección ver y escuchar a Stallman, un hombre que aparte de hablar actúa y propone.